La Ética de las convicciones defiende que
existen principios universales de la acción moral (justicia, solidaridad,
igualdad) que dirigen las normas que hay que cumplir para llevar a cabo un
comportamiento moralmente bueno. Sin embargo, el individuo no tiene en cuenta
las consecuencias positivas ni negativas que puedan derivar de sus acciones a la hora de elegir cómo actuar.
La Ética de la responsabilidad alega que
para realizar un comportamiento moralmente bueno se deben valorar las consecuencias
de cada alternativa a la hora de elegir cómo actuar, lo que aporta al sujeto un
sentido de responsabilidad en sus actos.
LA ÉTICA DEL DISCURSO O DEL
DIÁLOGO
La Ética del discurso o del diálogo es una
forma de Ética de la responsabilidad. Para Apel y Habermas, a diferencia que para
Kant, es necesario incluir consideraciones
sobre los principios de justicia, felicidad y responsabilidad en la reflexión
ética. Para ello plantean que se realice una fundamentación de las normas a
través del diálogo y del acuerdo consensuado, y mediante un principio de
complementación. Este principio de complementación debe tener en cuenta que las
ideas y posturas acerca de cómo conseguir los anteriores principios pueden ser
diferentes e incluso contrarias. Por ello, la Ética del discurso defiende que
ambas partes participen en un diálogo e incorporen unos principios de acción
consensuados cuyo cumplimiento sea obligatorio, para obtener, además de “buenas
personas”, una “vida buena” para todos.