Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás.
René Descartes (1596-1650), filósofo y matemático francés.

jueves, 31 de mayo de 2012

4. LA ÉTICA FORMAL DE KANT


TIPO DE ÉTICA
TIPO DE IMPERATIVO
CARACTERÍSTICA DE LA ACCIÓN
CARACTERÍSTICA DE LA VOLUNTAD
MATERIAL (FINALISTA)
HIPOTÉTICO
LEGAL
HETERÓNOMA
FORMAL     (DEL DEBER)
CATEGÓRICO
MORAL
AUTÓNOMA


Kant defiende la Ética deontológica o del deber, entendiendo el deber como aquello que la razón manda a cualquier ser racional.
            Kant distingue dos usos de la razón:
· Razón pura: se ocupa de conocer la realidad determinada por leyes necesarias donde no existe libertad.
· Razón práctica: nos ordena cómo debemos actuar cuando, gracias a que somos libres, podemos elegir entre varias opciones. (El uso práctico de la virtud supone la existencia de la libertad porque no tendría sentido que la razón práctica ordenara o aconsejara si no tuviéramos la posibilidad de elegir).
            La razón práctica determina entonces la conciencia moral del ser humano, pero no el éxito del resultado.
            Como la ética finalista afirma que la virtud no es buena si no aporta la felicidad, Kant dice que esta ética teleológica es interesada, ya que la ética no debe basarse en si la finalidad se consigue o no, sino que lo importante es la buena voluntad e intención, no el acto concreto ni el resultado de la acción.
            La razón práctica puede ordenar cómo debemos actuar mediante un imperativo. Existen dos tipos de imperativo:
· Imperativo hipotético: Elabora una orden condicionada a una posible consecuencia.
· Imperativo categórico: Elabora una orden de carácter absoluto (no condicionada a nada) y es universal (válido para cualquier acción).
            Por ello, el imperativo hipotético es legal, no tiene carácter moral. Y sólo el imperativo categórico tiene carácter moral. Kant considera que la voluntad es buena cuando quiere su deber porque es su deber, y no actúa en libertad por un fin o consecuencia, sino por el propio deber.
            Así mismo, sólo cuando el imperativo es categórico, la voluntad puede ser autónoma. Existen dos tipos de voluntad que Kant diferencia para fundamentar el imperativo categórico:
· Voluntad autónoma: no depende de nada, determina sus propias leyes según el concepto personal de si un acto es bueno o malo.
· Voluntad heterónoma: está supeditada, por ejemplo, a leyes externas de la sociedad, a la deidad, a la tradición o a la moda. Es decir, considera las consecuencias de los actos.
Por ello, Kant determina que la voluntad buena es la voluntad autónoma.

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